Nidia Cristina Fontanellas, hija de Jaime Fontanellas y Delia Lepre, nació en Berrotarán, pueblo del sur cordobés, un 15 de julio de 1945. 

Cuando era pequeña su familia se trasladó a Río Tercero, ciudad donde pasó su infancia y adolescencia y donde nació su hermano Héctor. Vivieron en varios lugares hasta que la familia consiguió comprar la casa de la Avenida Savio, al 250 de entonces, justo al frente del Atlético. De pequeña, a la vez que estudiaba, trabajaba en la tintorería creada por sus padres y cuyo nombre era, en su honor, «La Cristina». 

Cursó los estudios primarios en la escuela Modesto Acuña y los secundarios en la Escuela Nacional de Comercio, de donde se graduó de Perito Mercantil en 1962. Allí tomó una decisión importante para poder ir a estudiar a Córdoba: decidió cursar la carrera de magisterio, la cual terminó en 1965. Mientras tanto, con amigos fundaron un cine club en Río Tercero. 

A los 21 años se fue a trabajar y estudiar a Córdoba, inscribiéndose en la carrera de Psicología de la Universidad Nacional (U.N.C.) recibiendo el título de psicóloga en 1975. 

Por entonces conoce a Carlos Alberto Fessia Soldano, con quien se casaría el 6 de enero de 1972. Tuvieron dos hijos. A comienzos de 1974 nace su primera hija, Natalia, la cual muere prematuramente a los cinco meses. Y en los primeros días de noviembre de 1976, nace Emiliano.

Participa en los Grupos Revolucionarios Socialistas (GRS) brazo estudiantil de «El Obrero». Luego, junto con Carlos, milito en la Organización Comunista Poder Obrero (OCPO). “Analía”, como la llamaban sus compañeros, trabajo como docente, y participo gremialmente en el Sindicato de Educadores Privados y Particulares de la Administración de Córdoba (SEPPAC). En Buenos Aires (lugar a donde se trasladan a mediados de los ‘70), milito en el frente gremial en el que OCPO a través de las Coordinadoras de Gremios en Lucha. 

El 7 de noviembre de 1976 nace Emiliano en honor a Emiliano Zapata, el revolucionario mexicano. 

Once días después, el 18 de noviembre de 1976, una patota militar cerca la casa donde vivían (en barrio Mataderos, ciudad de Buenos Aires) con la intención de secuestrarlos y llevarlos a un centro clandestino de detención y exterminio. Cristina junto a Carlos y una compañera, Estela Mary Altamirano, son asesinados luego de una larga resistencia. 

Por gestiones de su padre Jaime y su suegro Federico, sus restos, junto a los de su esposo, fueron recuperados y reposaron, junto al de su hija, por casi veinte años en el cementerio de Río Tercero. En 1995, justo en el mes de las explosiones, ellos fueron llevados al cementerio de Matorrales, pueblo de donde era oriundo Carlos. 

Emiliano estuvo casi un mes en manos extrañas, pero la tenacidad de sus abuelos y tíos hizo que la familia lo encontrara y pudiera crecer en la verdad y el amor de los suyos.

En el año 2017 en el marco de las Jornadas Nacionales de Derechos Humanos «decir lo indecible» organizadas por el Colegio de Psicólogos, el Archivo Provincial de la Memoria junto con el Colegio de Psicólogos, el Seminario de Memoria y Comunidad de la Facultad de Psicología, familiares y allegados presentaron un álbum colectivo de estudiantes, docentes y graduados desaparecidos y asesinados de esa Facultad, donde se encuentra la vida de Nidia Cristina.

Tenía 31 años.