Cada 18 de septiembre, desde 2020, declarado así por las Naciones Unidas, se conmemora el Día Internacional de la Igualdad Salarial, con la finalidad de resaltar la importancia de la igualdad salarial por un trabajo de igual valor.
En Argentina, su antecedente es el 9 de abril, dia en que se conmemora el Día del Pago Igualitario, fecha que marca los días extras que tiene que trabajar una mujer para ganar lo mismo que un hombre en un año. Según el INDEC, la brecha salarial por género al 31 de diciembre de 2017 era del 27%, lo que llevaba a que las mujeres tuvieran que trabajar más de 3 meses extras para equiparar sus salarios al de los hombres.
En todas las regiones, a las mujeres se les paga menos que a los hombres, con una brecha salarial de género estimada de alrededor del 20 % a nivel mundial. La igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas siguen estancados debido a la persistencia de desigualdades históricas y estructurales en las relaciones de poder entre mujeres y hombres. A su vez, las situaciones de pobreza acrecientan las desigualdades y desventajas en el acceso a recursos y oportunidades para las mujeres.
El Día Internacional de la Igualdad Salarial representa los esfuerzos constantes por conseguir la igualdad salarial por un trabajo de igual valor. Constituye una deuda económica y de derechos humanos del Estado con las mujeres y representa una de las formas de discriminación más invisibilizadas.
Para acabar con la desigualdad salarial es necesario, romper el techo de cristal, el reparto equitativo de los trabajos de cuidados en el ámbito doméstico, trabajos que no son reconocidos simbólica ni económicamente pese a representar un gran porcentaje de la economía mundial, eliminar la brecha en la participación en la población activa y el desempleo femenino, así como diseñar políticas de trabajo flexible y promover la paridad de género en los puestos de toma de decisiones (techo de cristal).