El triple femicidio de Morena, Brenda y Lara nos enfrenta, una vez más, al horror y a la injusticia de la violencia de género. Como profesionales de la salud mental, sabemos del impacto profundo, devastador y colectivo que estos crímenes generan, no sólo en las familias y entornos cercanos de las víctimas, sino en toda la sociedad.
Cada femicidio es una herida que nos atraviesa a todxs. Es el recordatorio brutal de que aún no hemos logrado garantizar condiciones de vida libres de violencia para las mujeres y diversidades. El dolor que nos provoca se suma a la indignación frente a un contexto político marcado por el desmantelamiento de las políticas de género, el vaciamiento de programas de prevención y asistencia, y la proliferación de discursos negacionistas y de odio que banalizan o justifican estas violencias.
Además, estos crímenes tienen un efecto intimidatorio sobre quienes actualmente viven situaciones de violencia o quienes estaban en proceso de denunciarla o de salir de ellas. La brutalidad de estos hechos puede reforzar miedos y sentimientos de impotencia, como si se advirtiera que tomar medidas para protegerse o buscar justicia podría desencadenar consecuencias extremas. Este impacto reprendedor evidencia la urgencia de sostener redes de contención y acompañamiento efectivas para garantizar que ninguna mujer o persona de diversidades se sienta sola frente a la violencia.
Estos asesinatos se inscriben en una escalada alarmante: en los últimos diez días se produjeron dos femicidios en Neuquén y, en apenas 48 horas, cuatro entre Neuquén, Santa Fe y Buenos Aires. No se trata de hechos aislados, sino de una expresión extrema y reiterada de la violencia patriarcal que atraviesa nuestra sociedad.
El Observatorio reafirma su compromiso con la defensa de los derechos humanos, con la construcción de una sociedad más justa y con la exigencia de políticas públicas integrales y sostenidas, capaces de prevenir, proteger y reparar. No hay neutralidad posible frente a estos hechos: el silencio también mata.
Nos sumamos al reclamo urgente de justicia por Morena, Brenda y Lara. Acompañamos a sus familias y a los movimientos sociales y feministas que, con su fuerza y organización, sostienen la demanda colectiva de un presente y un futuro sin violencias.
Ni una menos. Vivas y libres nos queremos.
