El 17 de mayo se conmemora el Día Internacional contra la Discriminación por Orientación Sexual e Identidad de Género, fecha que nos convoca a recordar la importancia de garantizar los Derechos Humanos de la comunidad LGBTIQ+ en nuestro país y en todo el mundo. En el año 1990, la Organización Mundial de la Salud eliminó la homosexualidad de las listas de enfermedades mentales, gesto necesario y trascendental para reconocer la diversidad sexual y de género como identidad y experiencia humana. Sin embargo, esto no alcanzó y no alcanza, ya que 35 años después, todavía persisten los actos de discriminación, odio, patologización y castigo a quienes se reconocen, viven y aman por fuera de la heteronorma.
Es preciso que estas fechas sean una oportunidad, que nos convoquen como profesionales de la salud mental, para continuar revisando nuestras prácticas y posicionamiento ético. Desde el campo de la salud mental, no podemos ni debemos mirar hacia otro lado. Nuestra escucha e intervención deben orientarse en la plena garantía de derechos, tenemos la responsabilidad ética y política de reparar, transformar y garantizar una atención respetuosa, que aloje y acompañe las experiencias de vida de aquellxs que fueron silenciadxs durante tanto tiempo.
En tiempos de avanzada de la ultraderecha y el neofascismo, que habilitan la persecución, los discursos de odio y violencias contra la comunidad LGBTIQ+, desde el Observatorio de Géneros, Diversidades y Disidencias, reafirmamos nuestro compromiso para que todxs vivamos en un mundo donde quepan muchos mundos, en el que todas las personas tienen derecho a existir, amar, desear y elegir con libertad e igualdad.
